miércoles, 15 de febrero de 2012

El genio revolucionario de Trotsky


De origen judío, Lev Davidovich Bronstein, quien más tarde tomaría el nombre harto conocido y grato a lo revolución, de León Trotsky, Participo activamente desde su temprana juventud en grupos y movimientos revolucionarios. Siendo detenido por primera vez a la edad de 18 años, condenado a dos años de prisión en diferentes cárceles del antiguo régimen zarista.

Contrae matrimonio, allá por los lejanos 1900 con una amiga y compañera, Alexandra Lvovna Sokolovska; apresado nuevamente por su espíritu revolucionario, es deportado a Siberia. Unos años más tarde logra escapar de ese tormento y viaja a Londres en calidad de exiliado. Una vez allí, retoma su vida revolucionaria entrando en contacto con quien más tarde sería el líder de la revolución rusa, el gran Lenin y varios exiliados más.

Enterados de la rebelión proletaria de San Petersburgo, Trotsky regresa a Rusia en el año 1905. Nuevamente detenido al año siguiente, es deportado iniciando un raid por diferentes países de Europa, hasta llegar finalmente a su destino final en EEUU. Al enterarse del éxito de la revolución de febrero que derroco finalmente al régimen de opresión del Zar, Trotsky, tras largo padecimiento, y no sin serias dificultades, vuelve a Rusia con la esperanza de participar de la revolución que se estaba gestando.

Una vez en la madre Rusia, se aboco activamente en la formación y organización de obreros y soldados revolucionarios. Llegado el final del año ’17, los bolcheviques, dirigidos por Lenin y Trotsky, dan el glorioso golpe de estado al gobierno provisional, dando el comienzo de lo que se dio en llamar “la dictadura proletaria” y dando origen a la Republica Soviética de Rusia.

Pasados los primeros días de la revolución, Trotsky se convierte en comisario del partido comunista, imponiendo el orden y la equidad que en tiempos no muy pasados quedaban librados al arbitrio de los malditos burgueses que teniendo en sus manos el poder, abusaban desmedidamente de los indefensos proletarios.

Más y más se iban distanciando los seguidores de Trotsky con los de Stalin, ya para el ’23, las diferencias entre ambos eran demasiado notorias, cada uno veía formas diferentes de llevar adelante la revolución; mientras Trotsky quería ampliar la revolución a escala global, Stalin prefería mantenerla y desarrollarla solo dentro de la esfera Soviética.

Con la desgraciada muerte del camarada Lenin, el 21 de enero de 1924, las venas abiertas del partido comunista quedaron abiertas, y una desenfrenada carrera por la asunción se llevó a cabo entre los dos hombres más fuertes del partido, Stalin y Trotsky.
Gracias a poderosas influencias las filas Estalinistas fueron ganando terreno y ya para 1925 el nombre de Trotsky fue prohibido, más adelante, en 1929, Trotsky es expulsado de la Unión Soviética.

Exiliado nuevamente, vive desolado en Turquía en 1933; Francia 1935; Noruega 1937. Hasta que finalmente se establece en México ese mismo año de 1937, lugar ideal para su creciente ideología popular y comunista, Trotsky nunca deja de lado su fervoroso activismo político, y de ser siempre el primero en desarrollar propuestas revolucionarias a nivel mundial, siempre en contraposición con las medidas tomadas por los comunistas de la Unión Soviética. En 1938, escribe un folleto de relevancia mundial, “Programa de transición” siendo el programa de la creación de la 4ta Internacional Comunista.

En la cumbre de la Unión Soviética, Stalin, ve como se cierne sobre su cabeza la amenazadora figura de Lev Trotsky, viéndolo como una piedra en el camino de la hegemonía del Movimiento Comunista Internacional.
 La historia que sigue es dudosa y nunca fue comprobada, se dice que a instancias del propio Stalin, un agente infiltrado (Ramón Mercader) pone fin a la vida de Trotsky en 1940. La verdad nunca se supo, aunque el manto de duda perdura.

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