sábado, 25 de febrero de 2012

Tragedia ferroviaria en Once

“Se veía venir” “se sabía que tarde o temprano iba a pasar”, y tantos dichos más que uno puede decir a tremenda calamidad.
Pero para sincerarnos, esto no solo pasa con los trenes, el caos es general. Desde que el neo-liberalismo salvaje penetro en nuestro sistema de gobierno, en nuestro sistema económico, el fin de las empresas públicas fue solo cuestión de tiempo.
Que pretende el sistema neoliberal?. Primero, la reducción máxima de las funciones del gobierno. Pretende que las empresas privadas sean manejadas por los capitalistas sin ninguna intervención del gobierno.  Esto es sin dudas una apuesta en contra del pobre. Los grandes empresarios nunca ven en provecho de la gente, sino de sus propios bolsillos.
Y lamentablemente esto pasa con este gobierno y los que lo precedieron, ninguno obro a favor del pueblo, sino de sus propios intereses egoístas. Por eso pasa lo que pasa, porque el tren y demás privatizaciones fueron todos negociados, acuerdos fraguados traidoramente por dinero, nada más.

Hasta aca la opinión personal, abajo dejo la nota periodistica como referencia.

 Pasajeros aplastados en vagones por horas con gritos desgarradores e improvisados voluntarios protagonizaron hoy las principales escenas del accidente ferroviario ocurrido en la terminal de Once, que se convirtió en una sala de emergencias con técnicas de reanimación y otras maniobras médicas de urgencia.

"Apúrense que se nos va", gritó el director general del SAME, Alberto Crescenti, a las 11.30, cuando vio que cerraba los ojos un hombre que era cargado en una camilla en la salida de la estación ubicada frente a la plaza Miserere, a pocos metros de un cronista de DyN.

Los enfermeros, de inmediato, bajaron la tabla sanitaria y un médico, desesperado, comenzó a efectuarle técnicas de reanimación, al tiempo que otros heridos pasaban a un lado en camillas del mismo sistema de atención de emergencias.

Cuando parecía que había muerto, el pasajero reabrió los ojos y el profesional exclamó: "Lo recuperamos". Surgieron en ese instante tal vez las únicas sonrisas de satisfacción de la jornada trágica, que comenzó cuando un tren de la línea Sarmiento con cientos de pasajeros, a una "velocidad anormal" para el último tramo de su recorrido, chocó contra uno de los paragolpes de la terminal poco antes de las 8.30.

Así lo relató a esta agencia Alfredo Velázquez, de 33 años, quien permanecía en uno de los andenes de la estación cuando ocurrió el accidente ferroviario.

"Vi venir al tren y empecé a gritar porque me di cuenta de que su velocidad era anormal para la curva de las vías previa a la plataforma. Las otras personas que estaban en los andenes creían que yo estaba loco. Pero lo vi todo", resaltó el hombre, oriundo de Morón.

Velázquez detalló que, pese al siniestro, "se abrieron las puertas de la formación".

"Pero las personas aplastadas en los vagones gritaban de desesperación, por lo que rompí dos ventanas a patadas y saqué a varias mujeres", relató Velázquez, quien dijo haber visto a los cadáveres de cuatro pasajeros "en el segundo vagón" del tren.

El hombre, aún nervioso, precisó: "Vi a dos mujeres de unos 40 años y dos jóvenes de 28 fallecidos". "Había sangre por todos lados y, en muchos casos, las cabezas de los pasajeros habían quedado aprisionadas por los marcos de las ventanas", detalló Velázquez, quien agregó que las lesiones "más comunes" entre los viajeros eran "las fracturas".

Por su parte, un pasajero que viajaba en el tercer vagón del tren relató el momento de la colisión: "Estaba parado y siento un estruendo tremendo, como el de una explosión, y vuelo al menos diez metros. Caí en el interior de otro vagón, porque íbamos en una formación vieja, de las que no tienen puertas divisorias".

"Encima de mí, cayeron otras personas y, no sé cómo, pude salir de la base de esa montaña humana", enfatizó Marcelo Ordóñez, de 37 años, domiciliado en Merlo, en diálogo con DyN.
Precisó que, pese a quedar "mareado", rompió ventanas a través de las cuales comenzó a sacar a "mujeres y niños".

"Las escenas eran tremendas: gente ensangrentada y fracturada por todos lados, y gritos con pedidos de auxilio desgarradores", concluyó.
Ordóñez, tras haber auxiliado a varias personas, fue trasladado por precaución a un hospital, donde recibió curaciones por politraumatismos leves y, a las 13.30, recibió el alta médica.

(*) Agencia DyN

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